Padre Christian

jueves, 15 de marzo de 2012

Aprovechando la oportunidad que se me concede, una vez mas fui a descansar por 5 dias del trabajo parroqual, a la ciudad de los incas. Una vez mas por que es una ciudad impresionante en la que contemplando su paisaje uno agradece al Señor las maravillas de la creación, obviamente.

Buenos pues, a seguir rezando por mis buenos amigos, por aquellos que se encomiendan a mis oraciones.

viernes, 26 de febrero de 2010

Después de unas vacaciones toda intención vale....

Este 28 de febrero agradezco a Dios por el primer año de estar en Los Doce Apóstoles; un año de esfuerzo, de oración por saber que es lo que Dios quiere, de muchas sorpresas y de estar atento a las situaciones concretas propias de cada parroquia. Hay trabajo pero si uno no reza todo es activismo, por eso seguiré atento a seguir escuchando al Señor y poniendo lo que tengo al servicio de Dios.

domingo, 12 de julio de 2009

DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO

“NOS ELIGIÓ EN LA PERSONA DE CRISTO, ANTES DE CREAR EL MUNDO”.

La primera lectura se nos habla de Amos, que es un pastor y cultivador de higos enviado por Dios a profetizar contra la injusticia social. El libro nos relata lo que ocurrió con el profeta cuya misión se corrompió lo suficiente como para dedicarse a comer del mismo santuario al que criticaba. Cuando uno de los sacerdotes de ese santuario se lo hizo notar, el profeta cayó en la cuenta de su pecado y volvió al buen camino de su honestidad.
No basta que digamos la verdad, hace falta que nuestra vida esté de acuerdo a nuestro mensaje. Nuestra vida y nuestras palabras tienen que ir de acuerdo. No podemos mantener una incoherencia entre la fe que decimos profesar y la vida que llevamos. Nuestra fe debe verse por nuestras obras. La segunda lectura es un himno de acción de gracias a Dios por su plan salvador. Se trata de una confesión de fe en lo que la persona de Cristo es. Por Cristo, con El y en El, hemos sido bendecidos, elegidos para ser consagrados, incondicionalmente redimidos, perdonados, constituidos herederos, llenos del Espíritu Santo. En el evangelio según san Marcos, Jesús da las instrucciones a sus enviados para evangelizar, el evangelizar es algo urgente, algo tan urgente que no debe ser retrasado ni detenido por ningún motivo.
Nada debe detener a los enviados; ellos deben moverse continuamente; nada debe resultarle un impedimento para viajar ininterrumpidamente. No se trata de ningún ensayo o entrenamiento, se trata de que anunciar el Reino de Dios urge. Los primeros cristianos vivieron diariamente la sensación de tener que escoger entre hacerse discípulos de Cristo o quedar bien con los miembros de su familia, amistades o ciudad. Tenían que escoger aun entre Cristo y su propia vida. Hacerse anunciador del Evangelio, del Reino, es hacerse continuador de la misión de Jesús. Igual que el Padre envió a Cristo, El envía a sus seguidores a continuar esa misión.
La misión de los seguidores es la misión de Cristo. Que en nuestra comunidad parroquial también exista ese gran anhelo, el evangelizar, el ser discípulos del Señor.

Que en esta semana el Señor rico en misericordia los bendiga

DOMINGO XIV TIEMPO ORDINARIO

“NO DESPRECIAN A UN PROFETA MÁS QUE EN SU TIERRA”.


Jesús vuelve a Nazaret, su tierra, no por haber nacido en ella sino por haber vivido allí después de volver de Egipto. Jesús, como judío piadoso y cumplidor que era, acude a la sinagoga el día del sábado que según la ley mosaica era sagrado. La Iglesia, desde el principio de su historia, sustituyó el sábado por el primer día de la semana, que comenzó a llamarse domingo, precisamente por ser el día del Señor, Dominus en latín. Con su conducta Jesús nos da ejemplo para que también nosotros santifiquemos ese día dedicado a Dios y no el que a cada uno le parezca oportuno.

Jesús asiste al rito de la sinagoga y comienza a hablar, haciendo uso del derecho a intervenir que tenía cualquiera de los asistentes. Sus palabras trascienden sabiduría, fuerza y luz para quienes le escuchan con buenas disposiciones. En cambio, para quienes oyen con espíritu crítico, esas mismas palabras provocaron la desconfianza y hasta el escándalo. ¿De dónde saca todo eso? ¿No es éste el hijo del carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón?
Lo primero que hay que aclarar es que estos hermanos que se nombran aquí, así como en otros pasajes evangélicos, no se pueden entender como hermanos propiamente dichos. María, en efecto, sólo tuvo un hijo, y éste por obra y gracia del Espíritu Santo. Es decir, Santa María fue siempre virgen. Lo que ocurre es que, según el modo de hablar de los semitas, se llamaban hermanos también a los parientes, más o menos cercanos, como podían ser los primos.

La enseñanza para nosotros hoy es que debemos poner mucha atención a lo que ocurre a nuestro alrededor en todas las manifestaciones de la vida, y, asimismo en el ámbito religioso. Así como se presentó en Nazaret, Jesús nos dirige hoy su palabra y nos reta a conocerlo a profundidad, a transformar nuestra vida y a hacernos fuertes en medio de los sufrimientos. Asimismo nos propone que nos encontremos con él nuevamente por primera vez, de tal manera que no sólo digamos que lo conocemos, sino que nuestro modo de vivir lo demuestre.
También nosotros somos un pueblo “testarudo” y obstinado, como lo era el pueblo de Israel pero dejemos que el Señor entre en nuestra vida y haga milagros.

DOMINGO XIII Tiempo Ordinario

“QUE LA ABUNDANCIA DE USTEDES REMEDIE LA FALTA QUE TIENEN LOS HERMANOS POBRES”.


San Pablo en la segunda lectura propone a los creyentes una norma de vida en lo que se refiere a la propiedad de los bienes materiales: La máxima igualdad en la posesión y disfrute de todos los bienes. Una comunidad de hombres en la que no existan irritantes desigualdades y en la que todos traten de que los bienes lleguen a la totalidad del grupo es, en el pensamiento cristiano, la sociedad a la que los creyentes han de tender con sus mejores empeños. ¿Cómo hemos de amar la vida, cómo aprendemos a ser solidarios? Escuchemos a san Pablo: “Pues no se trata de que por ayudar a otros, ustedes pasen necesidad; se trata más bien de que haya igualdad. Que la abundancia de ustedes remedie en este momento la pobreza de ellos; para que un día, la abun¬dancia de ellos remedie la pobreza de ustedes; así habrá igualdad”. Es falsa la idea de “caridad” que se reduce a dar sólo limosna. La caridad de Dios la encontramos en la vida de Cristo: “Por ustedes se hizo pobre, siendo rico, para hacernos ricos con nuestra pobreza”. Jesús con su pobreza nos ha dado la fuerza para cambiar las actitudes de las personas, para ver las cosas con los ojos de Dios y encontrar la paz que se fundamenta en la justicia y la igualdad. Mirar al necesitado como a un hermano. Un hermano que necesita a Dios, necesita escuchar el anuncio del evangelio. La fe es un impulso de vida porque nos lleva a compartir los dones que Dios ha puesto a nuestro alcance.

¡Cuán aleccionadora es la palabra de hoy!: "Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes”. "Todo lo creó para que subsistiera”. "Dios creó al hombre para la inmortalidad”. Nos pueden sorprender estas palabras, pero debemos encontrar su sentido verdadero.
Hemos nacido para vivir en plenitud. Dios ha hecho al hombre y la mujer para que vivan de verdad. Para que superen, incluso el mal trago de la muerte, como un episodio pasajero.
Hemos sido creados para vivir. Por eso nos fastidia tanto esta vida nuestra. Porque tiene tantas limitaciones que parece más una muerte que una vida. Vivimos muriendo. Vivir es conocer, y amar, y relacionarnos, y crear cosas nuevas. Aprendamos a vivir de cara a Dios.

sábado, 20 de junio de 2009

DOMINGO XII TIEMPO ORDINARIO

“¿QUIÉN ES ESTE? ¡HASTA EL VIENTO Y EL MAR LE OBEDECEN!”.


Hemos vivido grandes solemnidades en la vida de la Iglesia: el envío del Espíritu Santo en Pentecostés, la Santísima Trinidad, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y el Corpus Christi y, la vida de los cristianos, retoma o recobra la normalidad. Aunque, siempre, la vida de un cristiano tendrá que ser extraordinaria, como dice san Josemaria: “la grandeza de la vida ordinaria”; cada día para el cristiano es una continua fiesta, una gloria a la Trinidad, una apertura al Espíritu y un recoger fuerzas de la fuente de la Eucaristía.
Cuando una es cristiano a partir del bautismo en la iglesia católica, no se nos hace un seguro de vida. Es decir; no se nos garantiza que por el hecho de serlo, vayamos a estar libres de dudas y de batallas, de dificultades y de tormentas.
Jesús, que era el Señor, no vivió ajeno a ellas, los discípulos tampoco y ¿nosotros? Posiblemente si analizamos nuestra propia historia, encontraremos enseguida situaciones tormentosas, difíciles. Momentos en los que hemos sentido que el mundo (la familia, el matrimonio, el trabajo, los estudios, etc) se nos iba entre las manos, se abría en mil fisuras bajo nuestros pies. A los que nos decimos amigos de Jesús, no nos deben de asustar las tormentas que dañan la imagen de la Iglesia (tampoco quedarnos de brazos cruzados); no nos debe de paralizar cuando, la barca de nuestra fe, haga seña de sacudirnos fuera. Y no nos debe de asustar porque, entre otras cosas, Jesús va por delante.
La propuesta del Evangelio, desde sus mismos inicios, encontró adhesiones, deserciones y críticas. El mensaje de Jesús, cuando se vive medianamente bien, asombra. Y puede asombrar en dos sentidos: * Cuando los cristianos vivimos convencidos y con entusiasmo el hecho de que somos Hijos de Dios y, por lo tanto, damos razón de El allá donde estamos. * Cuando los cristianos nos diluimos en medio del mundo y, lejos de darle sabor, a penas se nota nuestro ideario, nuestra pertenencia a la iglesia, nuestra experiencia de Jesús Resucitado, en otras palabras: somos del mundo y no somos de Dios.
Tremenda responsabilidad el que tenemos ante los demás: podemos asombrar en doble dirección: cuando se nos nota lo que somos y, por el contrario, cuando somos insípidos en el ser, hablar y obrar.
Es el momento oportuno para situarnos delante del Señor. Para retomar, con serenidad, la oración, la eucaristía. Para interpelarnos sobre nuestros temores ¿A qué tenemos miedo? ¿Por qué tenemos miedo? ¿A quién? Si, el Señor, nos ha dicho que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, esta promesa nos debe de producir una sensación de paz, de confianza y de fe.

Pbro. Christian Juárez Sánchez
Párroco

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI


SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

“YO SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO, QUIEN COMA DE ESTE PAN VIVIRÁ PARA SIEMPRE.


En Jueves Santo, el Señor Jesucristo nos dejó la Eucaristía, memorial de su pasión, muerte y resurrección. Lo hizo de manera privada, a sus discípulos. Hemos acabado el tiempo de pascua y en esta santa solemnidad el Señor nos exige un paso más: pasar de lo privado a lo público. Hoy nos arrodillamos porque ¡Dios esta aquí! En el Corpus, la presencia del Señor, se dilata. No se conforma con recibirnos, cómodamente, en el interior de una iglesia. Ahora, el Señor, nos dice: si crees de verdad en mí, da también testimonio de mí. Hoy, más que nunca, nuestras calles son testigos de cientos y miles de manifestaciones de todo tipo. ¿Es la procesión del Corpus una manifestación pública de nuestra fe? ¿Somos conscientes del gran don, del gran milagro, de la gran presencia divina que sale fuera del templo en medio de una lluvia de pétalos, en la sagrada custodia, incienso y cantos? El Señor, más que custodias, nos necesita a nosotros. Custodias, pero de carne y de hueso; para amar y para ayudar; para levantar y dignificar tantas situaciones que, injustamente, emergen a nuestro encuentro. El Señor quiere que, nosotros, seamos las más valiosas y auténticas custodias de su amor allá donde nos encontremos. No podemos conformarnos acompañar a Jesús, en el día del Corpus, y a continuación, encerrarle en la conciencia de cada uno. ¿Qué hago yo por el Señor? ¿Manifiesto públicamente mis convicciones religiosas? ¿Son mis acciones y mis palabras destellos de que Dios vive en mí? ¿Soy custodia, que cuando se contempla, infunde caridad, cercanía, compromiso, justicia, paz, etc.? Recuperemos el gusto por la Eucaristía y, a continuación, brillará con esplendor una de las manifestaciones que más ha calado, y lo sigue haciendo, en nuestra vida católica. ¡Te necesitamos, y en la calle, también, Señor!
Este Año, el Santo Padre ha proclamado, a partir del 19 de junio, el AÑO SACERDOTAL, para meditar y buscar todos juntos la referencia a la identidad de Cristo, Hijo de Dios, en comunión con el Padre y el Espíritu Santo, a la misión de revelar al Padre y a su admirable diseño de salvación. Esta misión de Cristo nos lleva a todos los sacerdotes ser en la Iglesia: El Buen Pastor, que da su vida por la Iglesia. Nuestra espiritualidad no puede ser otra que la de Cristo, único y Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento.
Los invito a participar de las actividades previas al inicio del Año Sacerdotal martes a viernes a las 8.00pm; el martes video cine, el miércoles charla sobre el Año Sacerdotal, el Jueves Hora Santa por las vocaciones y la santidad de los sacerdotes y el viernes Misa Solemne dando inicio del Año Sacerdotal. Esperamos contar con su presencia en esta semana previa tan importante para nosotros.

Pbro. Christian Juárez Sánchez
Párroco

La Ascención del Señor


“SUBIÓ AL CIELO Y SE SENTÓ A LA DERECHA DE DIOS”

En la antífona previa a la proclamación del Santo Evangelio, el Señor Jesús les dice a sus discípulos “… yo estoy con Ustedes todos los días hasta el fin del mundo”; estas palabras deben de seguir sonando en nuestro corazón como un gran desafío, es el mismo Señor que nos acompaña, que está con nosotros, porque quiere que el cristiano no pierda la esperanza ni la fortaleza de corazón ante las dificultades del mundo, para que nuestro corazón al verse muchas veces doblegado por el mundo sepa decirle: “NO, soy de Cristo”.
Esta solemnidad es muy propicia para que meditemos sobre la “actitud del cristiano”, un cristiano que aprenda a salir del “cristiano normal” o del “cristiano común”, que no es el buen modelo de Cristo porque Él nos quiere santo (cf. Mt 5,48), por eso Cristo viene preparando el corazón de los discípulos con su ejemplo, con su testimonio, como san Pablo que se hace llamar como “el prisionero del Señor” y nos pide que respondamos a la vocación a la cual el Señor nos ha llamado. ¿Saben cuál es su vocación?, ¿Saben a qué han sido llamados?. La respuesta la encontramos en la segunda lectura, “Él ha constituido, a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores… hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto…”
Hermanos, no perdamos la esencia de nuestra vida, estamos llamados para Dios, Cristo sube al cielo para prepararnos un sitio y para iluminar nuestra vocación; pero no nos deja solos, nos envía al Espíritu Santo.
Los invito a participar de la Vigilia de Pentecostés el sábado 30 de mayo a partir de las 8.30pm a 12.00pm. Recibamos el Espíritu Santo para anunciar el Reino, para anunciar que Dios es nuestro Padre y que tenemos una vocación y una misión: ir al cielo.

Pbro. Christian Juárez Sánchez

Párroco

lunes, 25 de mayo de 2009

“EL ESPIRITU DE LA VERDAD LOS GUIARÁ HASTA LA VERDAD PLENA”

DOMINGO DE PENTECOSTES

Cuando el Señor Jesús sube al cielo nos deja una gran tarea “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación”; que gran tesoro hemos recibido del Señor y lo llevamos en nuestras manos como vasijas de barro, por eso necesitamos una fuerza que la mantenga, una gracia particular que anime, que sostenga y que proteja la gran tarea.

El Espíritu Santo es el que desciende sobre nosotros y nos da la Ciencia, la Fortaleza, la Piedad, el Consejo, el Temor de Dios, la Sabiduría y la Inteligencia. La ciencia nos marca una dirección consistente en nuestras vidas, nos ayuda a conocer cómo son las cosas. La fortaleza es necesaria para un verdadero amor, pues nos da valor para asumir un compromiso auténtico y maduro. La piedad nos ayuda a tener un corazón más atento a las cosas de Dios, a ser sinceros y fiarnos ante Dios. El don de consejo nos hace vivir con paz y con sinceridad las decisiones tomadas para nuestro bien particular o comunitario. El temor de Dios, entendido en el buen sentido, es beneficioso y nos hace realizar obras buenas, como el niño que respeta a su querido padre y no quiere defraudarle. Es el miedo a perder la compañía de Aquel que es Padre, Hijo y Espíritu. Es sentir la sensación de vacío cuando uno no está a bien con Jesús y su mensaje. El don de sabiduría nos capacita para ir conociendo a Dios. El sabio es aquel que encuentra el secreto de la felicidad: la vida según Cristo. La inteligencia ayuda a entender los misterios más escondidos y difíciles de la FE. Ilumina nuestro entendimiento y nos hace caminar con la luz de la verdad. Nos enseña el valor de la eucaristía y de los sacramentos. Nos facilita la lectura de la enseñanza de Jesús y nos hace comprensibles sus gestos.

Estos Dones los recibimos desde el bautismo y nos ayudan en el camino al cielo por eso tenemos que aprender a “usarlos” para la anunciar el Reino de Dios.
Cuando una persona comienza a “usar” sus Dones, crece personalmente, crece en la vida espiritual, crece ante Dios, aprende a conocer la misión a la que Dios la ha convocado. ¿Sabes cuál es tu misión dentro de la Iglesia? San Pablo dice una gran verdad: “Nadie puede decir Jesús es Señor, si no es bajo la acción del Espíritu Santo”. Con esta solemnidad termina el Tiempo de Pascua y empieza el Tiempo Ordinario, tiempo para seguir aprovechando la Gracia del Señor y escuchar la respuesta a nuestra gran pregunta; ¿Señor, que quieres que haga por ti?

Pbro. Christian Juárez Sánchez
Párroco

jueves, 19 de febrero de 2009

La Misión Apostólica

Cuando uno ama a Cristo y quiere hacer "ALGO MAS" lo primero que te ofrece la iglesia es DAR TESTIMONIO, aprender a ser apóstol, a dar la vida por EL que dio la vida.
El hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios

A todos nos ha sucedido alguna vez que, al asistir a un espectáculo muy bueno o ir de viaje a un lugar hermoso inmediatamente surgen en nosotros deseos de platicárselo a los amigos, de compartir esa experiencia con aquellos que queremos.Cuando estás emocionado con algo, quieres hablar de ello todo el día y con todas las personas que te encuentres.


Pues en eso consiste el apostolado: hablar de ese tesoro que has encontrado, de ese camino a la verdadera felicidad que has descubierto.

El apostolado es una señal de amistad.

Hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios.


El apostolado del testimonio: consiste en actuar siempre bien, en privado y en público; en convencer a los demás del camino a seguir, caminando tú primero. Que al verte feliz y realizado los demás deseen seguirte e imitarte. También consiste en hablar de lo que has descubierto. Puedes realizarlo escribiendo libros, dando conferencias o en pláticas informales, durante un rato de convivencia o en la comida, en donde compartas con los demás tus experiencias y tus conocimientos sobre el camino a la felicidad. También puedes organizar, dirigir o colaborar en alguna obra o acción específica de ayuda a los demás. Lo que se llama el Voluntariado. Esto se puede realizar a través de la acción social, las misiones o cualquier otra acción que dé a conocer a Dios a los demás.

Un buen apóstol aprende a rezar, a tener una vida de oración y de sacrificio. Muchas veces te encontrarás con personas a las que es imposible convencer mediante las palabras o el testimonio. Con ellas, necesitas más que nunca el poder de Dios, recurrir a Él y pedirle su ayuda. En cierta ocasión los discípulos de Jesús llegaron con Él muy desanimados por no poder sacar un demonio, y Cristo les contestó: "Ese tipo de demonios sólo pueden expulsarse con la oración y el sacrificio".(Mt. 17, 21)


"Si el Señor ha dado la vida por tí, ¿Tú que haces por Él?

martes, 10 de febrero de 2009

La Eucaristia, anticipo del cielo

La Obediencia

Tomado de ideasrapidas.org

A. OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD

1. ¿Qué es la obediencia?
En sentido preciso, obedecer es aceptar y cumplir la voluntad de una autoridad. La obediencia es el hecho o el hábito de comportarse así. En un sentido más amplio puede llamarse obediencia al acto de cumplir los deseos de otro, aunque no sea una autoridad. En cualquier caso, la obediencia va ligada al hecho de vivir en sociedad.
2. ¿Sólo obedece quien vive en sociedad?
Un hombre aislado sólo debe obedecer a Dios y a las leyes que el Señor ha dispuesto en la naturaleza humana. En cambio, quien vive en una sociedad debe ejercitar esa virtud también en la relación con los demás.
3. ¿Es mejor para el hombre la soledad o la sociedad?
"No conviene que el hombre esté sólo" La autosuficiencia, tan ligada al orgullo, nos sienta mal. El hombre es un ser social que mejora más fácil y rápidamente con la colaboración de otros hombres (internet mismo es un ejemplo). Por otro lado, también necesitamos momentos de soledad, entre otras cosas para rezar. Rezar es buscar la compañía de Dios.
4. Tipos de obediencia. Distingamos tres:
Obediencia a la autoridad. Es la obediencia en su sentido más preciso, y es necesaria para la buena marcha de cualquier sociedad. Por ejemplo, es imposible que un equipo gane si nadie obedece al entrenador y todos juegan de delanteros.
Obediencia a los demás. Hacer la voluntad de otro es imprescindible para relacionarse. Quien nunca cede en sus gustos es un tirano que no sabe convivir.
Obediencia de la autoridad. Los súbditos han de obedecer a los gobernantes y no al revés, pero quienes dirigen tampoco pueden seguir sus gustos, sino que han de procurar el bien común, cumpliendo las leyes de Dios y de la sociedad. Sólo será buen gobernante quien sabe obedecer, dominando sus caprichos.
5. ¿Y si yo tengo razón?
Pueden suceder varios casos:
Esa opinión propia parece lo mejor, pero no es así por error personal o porque la autoridad tiene más datos.
Esa opinión mejor para uno es peor para otros y la autoridad debe buscar el bien de todos.
Esa opinión es lo mejor para todos y la autoridad se equivoca.
6. ¿En este último caso se debe obedecer?
También hay varias posibilidades:
Si el asunto es de poca importancia -es lo normal- se obedece y listo: se pierde el bien del acierto, pero se gana el bien de la paz y del ejercicio de la obediencia.
Si el asunto es importante, se intenta aclarar hablando con la autoridad o con sus superiores. Siempre buscando el bien, no por orgullo.7. ¿Hay que obedecer siempre? Es lo normal, lo más sencillo y lo previsto por el Señor al crear al hombre como ser social. Sin embargo, puede suceder que alguna autoridad ordene acciones contrarias a la ley de Dios. En este caso "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres", pero sin faltar al
respeto debido a la autoridad, como el Señor también desea.
8. ¿La obediencia sienta bien al hombre?
Como cualquier virtud, la obediencia mejora al hombre. En este caso le facilita la vida en sociedad, frena el orgullo, dispone a cumplir la Voluntad de Dios, y ejercita el amor.
9. ¿La obediencia un ejercicio de amor?
La obediencia se relaciona con el amor en cuanto que contribuye al bien común y amar es desear el bien a alguien; aquí el bien de la familia, la empresa, el equipo, etc. Se puede obedecer por miedo, pero la obediencia mejor se dirige a obtener un bien y así va unida al amor.
10. ¿La obediencia disminuye la personalidad o la libertad?
No, no. Sólo las personas con fuerte voluntad y mucho talento saben prescindir de los gustos propios por el bien común que la autoridad representa. La decisión de obedecer es prueba de libertad inteligente. De hecho, el hombre más perfecto fue obediente hasta la muerte y muerte de Cruz; en este caso obediente a Dios Padre.

B. LA OBEDIENCIA A DIOS

1. ¿Conviene obedecer a Dios?
Dios nuestro Señor es infinitamente sabio, e infinito es también su amor hacia los hombres. En consecuencia, siempre quiere para nosotros lo mejor y sabe perfectamente lo que nos conviene. Por esto, la obediencia a Dios es prueba de sensatez y camino seguro de felicidad; aunque a veces los deseos divinos no coinciden con nuestros gustos.
2. ¿Por qué la Voluntad de Dios no coincide con los gustos humanos?
En ocasiones los hombres deseamos lo que nos conviene, coincidiendo entonces con la Voluntad divina. Pero otras veces no acertamos con lo mejor porque nuestros datos e inteligencia son limitados y porque tenemos una inclinación al mal, consecuencia del pecado original.
3. ¿Cómo conocer la Voluntad de Dios?
Para descubrir lo que Dios quiere de nosotros hay cuatro caminos principales:
Estudiar la naturaleza humana.- Nuestro modo de ser encierra en sí mismo muchos deseos del Creador para el hombre (
ley natural). Sin embargo, al observar la naturaleza humana conviene recordar que nuestra inclinación al mal no es natural sino consecuencia del pecado.
Conocer la
doctrina cristiana.- Las enseñanzas de Cristo contienen muchos deseos divinos que el Señor ha querido manifestarnos.
La oración.- Al elevar nuestro pensamiento a Dios a veces se aprecian ideas o deseos de mejorar algún aspecto de nuestra vida. Puede tratarse de un pensamiento propio, pero también puede ser un deseo de Dios para nosotros.
Las orientaciones de otras personas.- Los hombres se relacionan entre sí e intercambian opiniones y consejos. En ocasiones son simple experiencia humana, pero otras veces el Señor se vale de algo tan natural para mostrarnos sus deseos. Igualmente de modo natural el hombre debe obedecer a la autoridad, y en los mandatos de ésta se encuentran muchos planes divinos. Al Creador le gusta emplear caminos naturales.
4. ¿La autoridad procede de Dios?
Dios ha creado al hombre como ser social y por tanto sometido a una autoridad que dirige los pasos en busca del bien común. Estos deseos divinos quedan reflejados en el cuarto mandamiento que ordena honrar, respetar y obedecer a los padres y autoridades en general.
5. ¿Cómo puede proceder de Dios una autoridad malvada?
Lo que viene de Dios es la sociedad y la autoridad; pero si ésta se ejercita mal es problema del gobernante que usa mal su libertad. Sobre cómo Dios permite el mal, ver el mal.

jueves, 1 de enero de 2009

Santa Maria Madre de Dios

Empezamos un nuevo año y lo hacemos de la mano de Maria Madre de Dios y Madre nuestra. No es una casualidad que el año se inicie con una fiesta mariana. En la liturgia no hay casualidades, todo tiene su sentido. La Iglesia inspirada por el Espíritu Santo nos propone esta fiesta al inicio del año por dos razones:
•La primera es que por Maria ha entrado Dios en el mundo y cogidos de su mano maternal se nos invita a iniciar un nuevo año.
•La segunda es que la fiesta de Santa Maria Madre de Dios sirve para reforzar la fe en la idea central de la Navidad: Jesús, el hijo de Maria, es Dios y hombre. Por eso María es la Madre de Dios.

En el Concilio de Efeso (431) se formuló dogmáticamente esta expresión, quien había nacido de la María era Dios y por tanto María era Madre de Dios. No Madre de la divinidad, sino Madre de Jesús que es Dios.
Por eso en la tradición católica se ha tenido siempre una gran veneración a María. Maria y Jesús son dos figuras inseparables. No podemos separar a la Madre del Hijo, ni al Hijo de la Madre. Todo ello forma parte de la pedagogía divina. Y la Iglesia, en su tradición de siglos, ha sentido esa necesidad de acercarse a Jesús por María, acercarse a Jesús cogidos a la mano de María. No podemos centrarnos en Jesús y olvidarnos de Maria, sería un error, ese no es el plan de Dios. Ni tampoco podemos, como hacen algunas personas que viven una piedad mariana muy carnal, centrarnos en Maria y olvidarnos de Jesús, sería absurdo.
Por eso, a la luz de la primera lectura que nos hablaba de bendición, entendemos que la gran bendición esJesucristo, y esa bendición nos ha sido dada a través de María la Madre de Dios. Y esa gran bendición se nos continúa comunicando a través de Maria la Madre de Dios. No podemos soltarnos de su mano…
Si durante el tiempo de adviento se nos presentaba Maria como modelo de la Iglesia que espera con la antorcha encendida que venga el Salvador. Ahora en este tiempo de Navidad Maria es el modelo en la contemplación del misterio de la encarnación.
Maria, desde su sencillez, desde su pequeñez, desde su humildad, contempla el misterio con una mirada profunda que se introduce en el misterio.
Si nos metemos en la escena del evangelio, como si presentes nos hallásemos, veremos a los pastores que cuentan lo que han oído, a otros personajes que hacen de espectadores, a otros admirados con lo que contaban los pastores y Maria “guardaba todos estos recuerdos y los meditaba en su corazón”. Es un contraste discreto, pero ciertamente se pone de manifiesto, se nota, que ella está interiorizando y los otros están exteriorizando.
Y nosotros también debemos interiorizar lo que está pasando en esta escena. María es quien mejor nos puede introducir en la contemplación del misterio de la encarnación. Ella vivió en su carne la necesidad de contemplarlo, de entenderlo, de profundizarlo. Maria aunque fuera llena de gracia no significa que lo supiese todo. Como persona humana que era requirió de una actitud contemplativa hacia el misterio, para irlo entendiendo. De la mano de Maria nos introducimos en este misterio.
Contemplar es fijar la mirada en Dios y en este caso en Dios que nace como un niño. Contemplar es ejercitar la fe. Contemplar es, como hace María, meditar todas estas cosas en nuestro corazón. ¡Somos lo que contemplamos!. Si contemplamos chismes en televisión seremos unos chismosos. Si contemplamos el nacimiento del Hijo de Dios, seremos hijos de Dios. De nosotros depende lo que contemplamos y, por tato, lo que somos.


¿Es posible contemplar a Dios?


En Cristo Dios habla al hombre con un lenguaje humano de quien es él. Dios es como la luz del sol, una luz potentísima, tan fuerte que nos ciega. No podemos ver el sol directamente. Con la encarnación, al hacerse Dios hombre, uno de nosotros, Dios brilla con una tonalidad agradable a nuestros ojos, con un resplandor que ilumina nuestros rostros. Con la encarnación desaparece la invisibilidad de Dios y podemos pasar a contemplar el misterio.
María contempla, María conserva en su corazón las palabras que vienen de Dios y, uniéndolas como en un mosaico, aprende a comprenderlas. Esta expresión es de Benedicto XVI, es muy poética y clarificadora: María en su silencio va recibiendo la palabra de Dios como piezas de un mosaico, y poco a poco ese mosaico irá cogiendo forma y sentido.


Hoy primer día del año cojamos la mano de María fuertemente para ir avanzando por el camino de la santidad.

¿Por qué soy asi?

Autodisculpa y mediocridad
La exigencia cuesta
«A mí no me gusta exigir tanto a mis hijos... —me decía en cierta ocasión una madre durante una conversación sobre la incierta trayectoria de uno de ellos.
»Me conformo con que aprueben, aunque sea a trancas y barrancas. No les pido que se compliquen la vida, ni que hagan ninguna maravilla. Ni yo ni ellos somos perfectos. Somos humanos. Y yo no quiero amargarles la existencia...»
"Somos humanos..."
Bien. De acuerdo. Pero..., me pregunto, ¿por qué equiparar eso de amargarse la existencia con tener unos ideales más altos? ¿Por qué ante cualquier fallo nuestro o ajeno —sobre todo nuestro— enseguida lo justificamos diciendo que es algo muy humano?
Somos humanos: parece como si lo propio del hombre fuera lo bajo, lo vulgar, lo vicioso, lo mezquino; cuando lo propiamente humano es la razón, la fuerza de voluntad, la verdad, el esfuerzo, el trabajo, el bien. Para ser verdaderos hombres hemos de empezar por no autodisculparnos siempre con la excusa de que somos humanos.

No confundamos los términos

Es una excusa que tiene apariencia de humildad y, sin embargo, oculta habitualmente una cómoda apuesta por la mediocridad.
Hay que inculcar en los hijos un inconformismo natural ante lo mediocre, porque resulta mucho mayor el número de chicos y chicas que se acaban deslizando por la pendiente de la mediocridad que por la pendiente del mal.
Son muchos los que llenaron su juventud de grandes sueños, de grandes planes, de grandes metas que iban a conquistar; pero que en cuanto vieron que la cuesta de la vida era empinada, en cuanto descubrieron que todo lo valioso resultaba difícil de alcanzar, y que, mirando a su alrededor, la inmensa mayoría de la gente estaba tranquila en su mediocridad, entonces decidieron dejarse llevar ellos también.

Arrugarse antes de tiempo

La mediocridad es una enfermedad sin dolores, sin apenas síntomas visibles. Los mediocres parecen, si no felices, al menos tranquilos. Suelen presumir de la sencilla filosofía con que se toman la vida, y les resulta difícil darse cuenta de que consumen tontamente su existencia.
Todos tenemos que hacer un esfuerzo para salir de la vulgaridad y no regresar a ella de nuevo. Tenemos que ir llenando la vida de algo que le dé sentido, apostar por una existencia útil para los demás y para nosotros mismos, y no por una vida arrastrada y vulgar.
Porque, además, como dice el clásico castellano: no hay quien mal su tiempo emplee, que el tiempo no le castigue.
La vida está llena de alternativas. Vivir es apostar y mantener la apuesta. Apostar y retirarse al primer contratiempo sería morir por adelantado.

lunes, 29 de diciembre de 2008

El nacimiento del Señor Jesús




El nacimiento del Señor Jesús

Lope de Vega


De una Virgen hermosa
Celos tiene el sol,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.
Cuando del oriente
Salió el sol dorado,
Y otro Sol helado
Miró tan ardiente,
Quitó de la frente la corona bella,
Y a los pies de la Estrella
Su lumbre adoró,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.«Hermosa María,
Dice el sol, vencido,
De vos, ha nacido
El Sol que podía
Dar al mundo el día
Que ha deseado».
Esto dijo, humillado,
A María el sol,
Porque vio en sus brazos
Otro Sol mayor.