jueves, 19 de febrero de 2009

La Misión Apostólica

Cuando uno ama a Cristo y quiere hacer "ALGO MAS" lo primero que te ofrece la iglesia es DAR TESTIMONIO, aprender a ser apóstol, a dar la vida por EL que dio la vida.
El hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios

A todos nos ha sucedido alguna vez que, al asistir a un espectáculo muy bueno o ir de viaje a un lugar hermoso inmediatamente surgen en nosotros deseos de platicárselo a los amigos, de compartir esa experiencia con aquellos que queremos.Cuando estás emocionado con algo, quieres hablar de ello todo el día y con todas las personas que te encuentres.


Pues en eso consiste el apostolado: hablar de ese tesoro que has encontrado, de ese camino a la verdadera felicidad que has descubierto.

El apostolado es una señal de amistad.

Hacer apostolado significa compartir, significa guiar, significa iluminar a todos los que te rodean para que todos lleguen a su fin, que es Dios.


El apostolado del testimonio: consiste en actuar siempre bien, en privado y en público; en convencer a los demás del camino a seguir, caminando tú primero. Que al verte feliz y realizado los demás deseen seguirte e imitarte. También consiste en hablar de lo que has descubierto. Puedes realizarlo escribiendo libros, dando conferencias o en pláticas informales, durante un rato de convivencia o en la comida, en donde compartas con los demás tus experiencias y tus conocimientos sobre el camino a la felicidad. También puedes organizar, dirigir o colaborar en alguna obra o acción específica de ayuda a los demás. Lo que se llama el Voluntariado. Esto se puede realizar a través de la acción social, las misiones o cualquier otra acción que dé a conocer a Dios a los demás.

Un buen apóstol aprende a rezar, a tener una vida de oración y de sacrificio. Muchas veces te encontrarás con personas a las que es imposible convencer mediante las palabras o el testimonio. Con ellas, necesitas más que nunca el poder de Dios, recurrir a Él y pedirle su ayuda. En cierta ocasión los discípulos de Jesús llegaron con Él muy desanimados por no poder sacar un demonio, y Cristo les contestó: "Ese tipo de demonios sólo pueden expulsarse con la oración y el sacrificio".(Mt. 17, 21)


"Si el Señor ha dado la vida por tí, ¿Tú que haces por Él?

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