lunes, 25 de mayo de 2009

“EL ESPIRITU DE LA VERDAD LOS GUIARÁ HASTA LA VERDAD PLENA”

DOMINGO DE PENTECOSTES

Cuando el Señor Jesús sube al cielo nos deja una gran tarea “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación”; que gran tesoro hemos recibido del Señor y lo llevamos en nuestras manos como vasijas de barro, por eso necesitamos una fuerza que la mantenga, una gracia particular que anime, que sostenga y que proteja la gran tarea.

El Espíritu Santo es el que desciende sobre nosotros y nos da la Ciencia, la Fortaleza, la Piedad, el Consejo, el Temor de Dios, la Sabiduría y la Inteligencia. La ciencia nos marca una dirección consistente en nuestras vidas, nos ayuda a conocer cómo son las cosas. La fortaleza es necesaria para un verdadero amor, pues nos da valor para asumir un compromiso auténtico y maduro. La piedad nos ayuda a tener un corazón más atento a las cosas de Dios, a ser sinceros y fiarnos ante Dios. El don de consejo nos hace vivir con paz y con sinceridad las decisiones tomadas para nuestro bien particular o comunitario. El temor de Dios, entendido en el buen sentido, es beneficioso y nos hace realizar obras buenas, como el niño que respeta a su querido padre y no quiere defraudarle. Es el miedo a perder la compañía de Aquel que es Padre, Hijo y Espíritu. Es sentir la sensación de vacío cuando uno no está a bien con Jesús y su mensaje. El don de sabiduría nos capacita para ir conociendo a Dios. El sabio es aquel que encuentra el secreto de la felicidad: la vida según Cristo. La inteligencia ayuda a entender los misterios más escondidos y difíciles de la FE. Ilumina nuestro entendimiento y nos hace caminar con la luz de la verdad. Nos enseña el valor de la eucaristía y de los sacramentos. Nos facilita la lectura de la enseñanza de Jesús y nos hace comprensibles sus gestos.

Estos Dones los recibimos desde el bautismo y nos ayudan en el camino al cielo por eso tenemos que aprender a “usarlos” para la anunciar el Reino de Dios.
Cuando una persona comienza a “usar” sus Dones, crece personalmente, crece en la vida espiritual, crece ante Dios, aprende a conocer la misión a la que Dios la ha convocado. ¿Sabes cuál es tu misión dentro de la Iglesia? San Pablo dice una gran verdad: “Nadie puede decir Jesús es Señor, si no es bajo la acción del Espíritu Santo”. Con esta solemnidad termina el Tiempo de Pascua y empieza el Tiempo Ordinario, tiempo para seguir aprovechando la Gracia del Señor y escuchar la respuesta a nuestra gran pregunta; ¿Señor, que quieres que haga por ti?

Pbro. Christian Juárez Sánchez
Párroco

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