domingo, 12 de julio de 2009

DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO

“NOS ELIGIÓ EN LA PERSONA DE CRISTO, ANTES DE CREAR EL MUNDO”.

La primera lectura se nos habla de Amos, que es un pastor y cultivador de higos enviado por Dios a profetizar contra la injusticia social. El libro nos relata lo que ocurrió con el profeta cuya misión se corrompió lo suficiente como para dedicarse a comer del mismo santuario al que criticaba. Cuando uno de los sacerdotes de ese santuario se lo hizo notar, el profeta cayó en la cuenta de su pecado y volvió al buen camino de su honestidad.
No basta que digamos la verdad, hace falta que nuestra vida esté de acuerdo a nuestro mensaje. Nuestra vida y nuestras palabras tienen que ir de acuerdo. No podemos mantener una incoherencia entre la fe que decimos profesar y la vida que llevamos. Nuestra fe debe verse por nuestras obras. La segunda lectura es un himno de acción de gracias a Dios por su plan salvador. Se trata de una confesión de fe en lo que la persona de Cristo es. Por Cristo, con El y en El, hemos sido bendecidos, elegidos para ser consagrados, incondicionalmente redimidos, perdonados, constituidos herederos, llenos del Espíritu Santo. En el evangelio según san Marcos, Jesús da las instrucciones a sus enviados para evangelizar, el evangelizar es algo urgente, algo tan urgente que no debe ser retrasado ni detenido por ningún motivo.
Nada debe detener a los enviados; ellos deben moverse continuamente; nada debe resultarle un impedimento para viajar ininterrumpidamente. No se trata de ningún ensayo o entrenamiento, se trata de que anunciar el Reino de Dios urge. Los primeros cristianos vivieron diariamente la sensación de tener que escoger entre hacerse discípulos de Cristo o quedar bien con los miembros de su familia, amistades o ciudad. Tenían que escoger aun entre Cristo y su propia vida. Hacerse anunciador del Evangelio, del Reino, es hacerse continuador de la misión de Jesús. Igual que el Padre envió a Cristo, El envía a sus seguidores a continuar esa misión.
La misión de los seguidores es la misión de Cristo. Que en nuestra comunidad parroquial también exista ese gran anhelo, el evangelizar, el ser discípulos del Señor.

Que en esta semana el Señor rico en misericordia los bendiga

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